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Para Cuando Me Vaya...

 

Me preguntó mi hija hace algunos años qué era lo que iba a dejarle cuando me fuera...

Cuando me vaya, quisiera que hubiese un lugar en dónde ella pudiera decir lo que que quisiera, escribir lo que sintiera sin tener a toda una cohorte de intelectuales opinando y corrigiendo. Dónde fuese posible, e incluso necesario, ser libre de escribir y emulsionar los sentimientos sin tanta maldita técnica. De encontrarse en ese sitio como en casa y saber que el único juicio, no será el del librote cerrado, sino el del corazón abierto...

Este sitio no es eso que quiero (todavía), pero sé que si abrimos la puertas, alguna vez vendrá lo que aspiramos.

Mientras tanto, me encantaría que tú fueras el cómplice obligado de este sitio, y alguna vez podamos ver juntos que el sueño es posible, y que juntos podemos lograrlo...

Siéntete, libre... ¡Bienvenido!

Me encantaría, que alguna vez, fueran leídas todas las palabras que emito. Que alguien pensara que son suficientemente buenas para hacerlas suyas. Y que los sentimientos que las respaldan, pudieran alguna vez, ser duplicados por un par de enamorados allende el espacio, allende el tiempo...

Mientras tanto, como el picapedrero ingenuo, sigo dando con martillo y cincel, en espera de que alguna vez, al partir la roca de mi testarudez, aparezca, ¡por fin, la poesía!...

Catelgood

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